lunes, 1 de septiembre de 2014

Physical Theatre

Play: We unite under our flag.


Style: Physical Theatre
Genre: Dystopia
Cast: Agustin Rivero, Ana Belén Ruta, Agustin Galvan, Nicolás Ambrosis, Lourdes Rossi and Malena Zampaglioni.
Plot: when the main character, as days went by, went out of his work, he starts to stop in every shop to buy more and more things, and he starts to lose his mind by falling in the cycle of consumerism which make him start losing all his friends.


martes, 1 de julio de 2014

Comentario "El Túnel" por Ernesto Sabato.

Finalicé la lectura del relato “El túnel”, un relato policial, por Ernesto Sabato. Una historia muy interesante y atrapante narrada  por Juan Pablo Castel, el cual relata la historia como un narrador homodiegético focalizándose internamente en ella. Lo relata a partir de los pensamientos y sentimientos de él mismo, desde su perspectiva, permitiéndole al lector introducirse en su cabeza, ponerse en su lugar, mirar la historia desde cerca, lo cual hace el relato un tanto psicológico también.Finalicé la lectura del relato “El túnel”, un relato policial, por Ernesto Sabato. Una historia muy interesante y atrapante narrada  por Juan Pablo Castel, el cual relata la historia como un narrador homodiegético focalizándose internamente en ella. Lo relata a partir de los pensamientos y sentimientos de él mismo, desde su perspectiva, permitiéndole al lector introducirse en su cabeza, ponerse en su lugar, mirar la historia desde cerca, lo cual hace el relato un tanto psicológico también.
Consigue hacer que el relato sea muy atrapante e interesante al comentar lo que sucederá al final de la historia en el comienzo, el asesinato de su víctima, la única persona que lo comprendía en el mundo, así la describe, lo que hace muy extraño que la haya asesinado; además no da muchos detalles de lo que sucedió, es más, comenta que el relato se basará en relatar todo lo sucedido hasta el hecho.
Su relato se enfoca en su mayor parte en el “amor” que él sentía por esta mujer, la manera en la que él se obsesiona con ella y la busca solamente por el hecho de que notó la manera en la que ella comprendió el “mensaje oculto” de su obra, lo cual nadie había notado antes; y como rápidamente se le genera una necesidad por tenerla en su vida, pero como al mismo tiempo, al necesitarla y expresar tanto cariño y afecto hacia ella, sospecha tanto y desconfía con cada acto y cada palabra que ella dice o realiza, y cómo a lo largo del relato los celos van aumentando cada vez más hasta entrar totalmente en su cabeza y dominar sus pensamientos por completo, y no consigue más remedio que finalmente, asesinarla. Más allá de esto, también a lo largo del relato Juan Pablo hace mucha referencia a las características físicas de las personas, pero en especial a los ojos, desde mi punto de vista, la referencia constante que hace hacia la manera de mirar de las personas como si pudiera leerles la mirada, expresa su habilidad artística, como el puede crear obras con un sentido oculto, como crea el doble sentido en sus obras, es decir, como se pueden entender de distintas maneras, y como puede ver lo oculto en los ojos de los demás.
La verosimilitud está presentada en el relato a partir de varios recursos. Por ejemplo, cuando Juan relata cómo interactúa con ella, describe los espacios en los que se encuentra, da la sensación al lector de que el se encuentra ahí, en ese lugar, o que esta realizando el acto que dice, por la manera en la que lo describe. También un recurso verosímil utilizado fue dar referencia a sitios de la Ciudad de Buenos Aires, como “Mar del Plata”, por ejemplo.


Consigue hacer que el relato sea muy atrapante e interesante al comentar lo que sucederá al final de la historia en el comienzo, el asesinato de su víctima, la única persona que lo comprendía en el mundo, así la describe, lo que hace muy extraño que la haya asesinado; además no da muchos detalles de lo que sucedió, es más, comenta que el relato se basará en relatar todo lo sucedido hasta el hecho.
Su relato se enfoca en su mayor parte en el “amor” que él sentía por esta mujer, la manera en la que él se obsesiona con ella y la busca solamente por el hecho de que notó la manera en la que ella comprendió el “mensaje oculto” de su obra, lo cual nadie había notado antes; y como rápidamente se le genera una necesidad por tenerla en su vida, pero como al mismo tiempo, al necesitarla y expresar tanto cariño y afecto hacia ella, sospecha tanto y desconfía con cada acto y cada palabra que ella dice o realiza, y cómo a lo largo del relato los celos van aumentando cada vez más hasta entrar totalmente en su cabeza y dominar sus pensamientos por completo, y no consigue más remedio que finalmente, asesinarla. Más allá de esto, también a lo largo del relato Juan Pablo hace mucha referencia a las características físicas de las personas, pero en especial a los ojos, desde mi punto de vista, la referencia constante que hace hacia la manera de mirar de las personas como si pudiera leerles la mirada, expresa su habilidad artística, como el puede crear obras con un sentido oculto, como crea el doble sentido en sus obras, es decir, como se pueden entender de distintas maneras, y como puede ver lo oculto en los ojos de los demás.

La verosimilitud está presentada en el relato a partir de varios recursos. Por ejemplo, cuando Juan relata cómo interactúa con ella, describe los espacios en los que se encuentra, da la sensación al lector de que el se encuentra ahí, en ese lugar, o que está realizando el acto que dice, por la manera en la que lo describe. También un recurso verosímil utilizado fue dar referencia a sitios de la Ciudad de Buenos Aires, como “Mar del Plata”, por ejemplo.

martes, 24 de junio de 2014

Narración desde el punto de vista de un niño - Las de Jorge.

Ocurrió en las pascuas de el año pasado. aquí, en Luisiana, me acuerdo por que era mi primera Konvlocation. No sabía realmente que significaba pero estaba entusiasmado de formar parte de algo y reunirme con los adultos. Dije sentado frente los nuevos reclutas.
Desperté con mi uniforme blanco en mi cama, mamá lo había bordado para mi. Me lo puse y me mire al espejo y reí. Me veía gracioso pero a la vez intimidante, parecía un fantasma. Mamá me dijo que no me ría para que papá no se enoje:“Cuidado nene, que papá no te vea tras el capirote, si no, te levanta la mano” decía la vieja, y sabía como asustarme.
El viejo, que miedo me daba, el Halcón, le decían. Nunca me dijeron, tuve que enterarme por mi cuenta, si no, ni una palabra. Era alto, alto. O desde abajo se veía así. Con una mirada que daba miedo, pensaba que tal vez esa era una razón para su apodo. Pero no.
Salí de mi habitación y me clavó una mirada de orgullo y sonrió. Se me hacía rara la sensación de hacerlo orgulloso, pero había que disfrutarla, por que no pasaba seguido.
A pesar de que se veía orgulloso, estaba furioso. Se le veía en los ojos, y en mamá, que se ponía nerviosa. Mamá ,me ordenó que vaya a mi cuarto. Obediente hice lo pedido y me pegue contra la puerta para escuchar.
-Los negros están yendo al palacio de justicia, lo van a ocupar- dijo papa
-No lo lleves al chico, es pequeño y la situación esta complicada- replico mamá
-Pero por favor tiene 10 años- levantó la voz el viejo,pero no logró intimidar a mamá
-Es sólo un niño- intentó terminar la frase, pero papá la calló de un golpe.
La casa se silenció. Pisadas, que parecían como truenos lo interrumpieron. Abrió la puerta de mi habitación, y con sus manos inmensas tomó mi brazo con fuerza. Me arrastro hasta la salida de la casa. Desde la ventana pude ver a mamá tirada en el suelo, inmóvil.
Caminamos largo rato, hasta un galpón enorme. Había muchos hombres, de capirote, también. Entraban al galpón y al rato salían con rifles. Papá me miró tras los agujeritos de su traje y me dijo, a nosotros nos toca lo mejor. Entramos y ahí entendí de que se trataba. Había un pequeño cañón esperándonos allí. Estaba sorprendido, siempre había soñado con tener un cañón. Era igual a mis replicas de plástico. Sólo que mucho más grande. Mientras apreciaba el arma, un hombre se me acercó.
-Hijo de…?- me pregunto
-Del halcón- respondí con toda mi atención centrada al cañón.
-el hombre adecuado para su cargo- y ahí lo mire, por que yo nunca supe que rol cumplía mi padre en su secta.
-¿Cual es su cargo exactamente?-
-Es el halcón nocturno, brinda seguridad al poder blanco- río y se retiró
Juntos sacamos al cañón fuera del galpón.” Ahora una ola de hombres vestidos de blanco se dirigen al palacio de justicia a limpiar la nación de esa mancha que nos ensucia, la raza negra. ¡Vamos hijo, vamos a hacer historia!” gritó el halcón con su mano tomada a la mía y la otra en alto. Y sin duda, ese día, haríamos historia.
El cañón era pesado, pero entre dos se soportaba. Con destino en Colfax y hambre de matar, los hombres levantaban sus puños y gritaban “poder blanco”. El camino era largo, pero no mostramos cansancio. y por primera vez me ergui, tome una bocanada de aire profundo y grite “¡poder blanco!” me siguió un coro de hombres, aplausos y otra vez esa mirada de orgullo. Y con este grito me convertí en uno más.
A pocos metros de Colfax ya se escuchaba el disturbio. Y con este primer indicio del lío de la ciudad, eché un pique, para ser el primero en ver el campo de batalla. Detrás mío el mar blanco que se hacía llamar el ku klux klan. Gritaban insultos a los negros y de nuevo “poder blanco”. Llegamos y embestimos a nuestros enemigos. Como toros llenos de ira y sedientos de venganza. corrí hacia mi padre para dar el primer cañonazo. Estábamos en ventaja. Uno por uno caían en el barro y volaban por los aires.
Nos turnábamos el cañón, y en mi quinto cañonazo, ya estaba solo. Me di vuelta para otorgarle el tiro al halcón. Pero este estaba tumbado en el suelo. una bala había chocado contra su pecho. Ensangrentado en el suelo, me miró por última vez, con su mirada orgullosa, luego miró al cielo y emitió débiles palabras, “poder blanco”.
Dejando de lado la masacre, me tire a su lado, llorando desconsoladamente. Quede dormido en su pecho.
Cuando desperté, se lo estaban llevando en una camilla. Camine a su lado con mi mano tomada a la suya. Sus ojos penetrantes, aún estaban abiertos, mirando al cielo. Deje al halcón volar, y lo mire hasta que desapareció en la neblina de la noche. Solo tres hombres del poder blanco habían muerto ese día, y uno de ellos había sido mi padre.

martes, 29 de abril de 2014

Las de Jorge

Deambulaba por los pasillos del hospital, la muerte, eligiendo cautelosamente quien se iba y quien se quedaba. Era frustrante no poder salvar a todos. Frustrado y con las ganas inquietantes de teminar mi turno, fue cuando la vi. Bañada en color negro yacía sola en su camilla. Me acerque para acompañarla y me clavo su triste mirada.
“Fue la última vez que los vi.” susurró, casi como si quisiera decirme un secreto. En ese momento me empeñe para que mis oidos solo sean para su voz. la tome de la mano y le sonreí, así comenzó.
Sonreí para que me recuerden como una persona feliz, pero en realidad no lo estaba; sabía que no iba a volver a verlos. Y que ellos tampoco a mi. Estaba con mis hermanas menores, ambas estaban confundidas, pero yo sabía lo que estaba pasando.
Todo empezó en 1914, cuando una guerra se desató. Era todo un caos, todos los niños habíamos sido separados de nuestros padres. Era una dura imagen ver a los adultos llorar y a niños pequeños que no entendían lo que pasaba. Mi mayor miedo era que me separen de mis dos hermanas,que iban junto a mi en el tren , pensar que tal vez, luego de esto, no las volvería a ver.
La locomotora arrancó y todo quedó atrás, y no había nada que pudiera hacer al respecto. Me aferré a la ventana mirándolos fijo, esa iba a ser mi última imagen de ellos. Luego me senté en el asiento, abrace a mis hermanas, conteniendo las ganas de llorar, pretendiendo que todo estaba bien para que no se asustaran.
Al llegar a la primera parada mi corazón se detuvo, entraron militares a los vagones para hacer bajar a los varones. Luego de varias paradas llegamos a España.
Bajamos del tren, y unas personas se dirigieron hacia nosotras, chequearon nuestro número de identificación y nos llevaron a un carruaje, los caballos que lo arrastraban  me recordaban a los que tenía en mi hogar. Todo me recordaba a mi antigua vida y me afligía saber que en estos momentos estaba comenzando una nueva.
A medida que nos alejabamos de la estación la ciudad se transformaba en campo, en el último transcurso solo se veían pastizales y algunos arbustos. Mis hermanas parecían felices de estar allí. Creian que era tan solo unas simples vacaciones lejos de nuestros padres. Pero desgraciadamente, no lo eran.
Luego de muchas horas de viaje llegamos a  una casa en el campo, muy lujosa. Era enorme, incluso más que mi vieja casa. Tenía un establo lleno de caballos y una arboleda. A lo lejos, en la entrada de la casa, pude distinguir a dos personas mayores que parecían querer acercarse hacia nosotras.Nos saludaron amablemente, pero no podíamos entender lo que nos decían. Su aspecto era muy parecido al de nuestros abuelos, una señora de piel arrugada con cabello largo y canoso, de cara triste, llamada Nélida. Su marido era robusto y calvo, con cara de amargado, aunque simpático, se llamaba Adolfo.
El tiempo pasó, aprendimos de sus costumbres y su idioma, y nos ganamos su afecto. Pero aun asi no se comparaba con el amor de mis padres. Por las noches soñaba que nada de esto habia pasado y que seguíamos con ellos y despertaba empapada en llanto al caer en la realidad.
En la casa teníamos una rutina, despertabamos temprano por la mañana para comenzar los labores campestres. Bañabamos a los caballos, recolectabamos los huevos de las gallinas y ordeñabamos a las vacas.  Por la tarde, Nélida nos educaba. Y por la noche hacía dormir a mis hermanas con una canción que mamá solía cantarnos.
Los meses pasaban, y mis hermanas empezaron a extrañar a mis padres, me preguntaban donde estaban y si iban a venir por nosotras, y siempre contestaba lo mismo: “Ellos también nos extrañan, ya van a venir por nosotras.”
Una madrugada desperté decidida, escapariamos de allí e iriamos en busca de nuestros padres. Esta vida no era mala, nuestros padres adoptivos nos amaban como si fuesemos sus hijas. Pero nosotras no podiamos amarlos de esa manera, ni aunque quisiéramos. Nuestra huida era la llave a una puerta, una puerta llamada esperanza. Yo estaba convencida en que nuestros padres estaban muertos, pero no podía afrontar esa realidad, ¿quién tiene el valor de decirle a una niña que las personas que más ama, no están más con ella? Era por esas niñas, que me arraigue rápidamente a la esperanza de que aún ellos existían.
Hacía frío esa mañana, una mañana que nunca podré olvidar. Les escribí una nota a Nélida y Adolfo, agradeciéndoles por todo y que no debían preocuparse por nosotras.  Satisfecha, desperté a mis hermanas y salimos. La helada brisa quemaba nuestros rostros, nos alejamos de la casa y nos perdimos en la niebla. El viaje a la estación de tren era largo, no podía esperar a llegar. Muchas veces nos encontrábamos con militares que deambulaban por allí y debíamos escondernos. Si nos encontraban nos llevarían de vuelta a la casa, y todo hubiese sido en vano. Pasamos muchas horas caminando, nuestros pies y piernas gritaban que nos detengamos. Pero cada vez que quería parar, mis hermanas me miraban fijo, enojadas y repetían que cuanto más tardemos más faltaría para ver a nuestros padres. Que gran poder la esperanza, y siempre había pensado que el miedo era más poderoso que cualquier sentimiento.
El trecho se volvió monótono, hasta que aviones de guerra rompieron con esa cualidad.  Al verlos mis ojos se agrandaron y quede inmóvil. No emitieron sonido, pero yo los vi, eran aviones enemigos. Mis hermanas, no pudieron verlos, ellas siguieron con su firme marcha. No habían notado que yo los había visto. Pero para cuando pude reaccionar, ya era muy tarde. Las niñas tomadas de la mano, desaparecieron en humo y en un ensordecedor sonido. Esa fue mi última imagen de ellas.
Sus ojos perdidos, se volvieron hacia mi y rompió en llanto. La abrace para contenerla, pero ni un abrazo ni un “todo va a estar bien” le devolvería a sus hermanas.
Cerró los ojos lentamente y se hundió en el profundo sueño.Lo que había empezado con una sonrisa termino con lagrimas. Y si, quien iba a esperar finales felices en época de guerra. Porque a quien no se lo lleva, le deja cicatrices.

Allí dió su último suspiro, en mis brazos, ahogada en la culpa, el dolor y la soledad. Sin saber que fue de la vida de sus padres y sintiendo total responsabilidad por la muerte de sus hermanas. Al fin y al cabo, todos se reencontraran allí arriba, donde las nubes manchan el cielo y no hay maldad alguna.